La clave está en que el público se sienta atraído hacia conversaciones informales, lejos del formato de conferencias soporíferas, y que en esas conversaciones se toquen temas que demuestran que en los libros de invención no se habla de otras cosa sino de la vida; que las vidas se parecen unas a otras, y que el lector se hallará siempre frente a un espejo en el que puede ver reflejada la suya propia.
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