A lo largo de cinco años la experiencia de Centroamérica Cuenta ha sido la de plantar una semilla y ver cómo da sus frutos. Empezamos en 2013 con un puñado de escritores centroamericanos y algunos de Francia y Alemania, en salones pequeños, con un público escaso pero curioso desde el principio, y recuerdo que mandábamos a comprar a la esquina las botellas de agua para los participantes de las mesas.
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